Nóbel de física 2012

El premio Nóbel de física de este año ha sido compartido por dos investigadores (francés uno y norteamericano el otro) que trabajan en el campo de la óptica cuántica, estudiando la interacción fundamental entre la luz y la materia.
Los laureados son, Serge Haroche (Collège de France and Ecole Normale Supérieure, París, Francia) y David J. Wineland (National Institute of Standards and Technology (NIST) and University of Colorado Boulder, CO, USA), en reconocimiento a sus innovadores métodos experimentales que permiten la medición y manipulación de  sistemas    cuánticos individuales.
La mecánica cuántica describe el mundo microscópico,  en el que las leyes de la física clásica no son válidas. A este nivel, el comportamiento de las partículas elementales (electrones, fotones, átomos,…) no es explicable de acuerdo con nuestras experiencias en el mundo macroscópico.
Por ejemplo, una partícula cuántica puede hallarse simultáneamente en varios estados diferentes, algo así como aquí y allí al mismo tiempo. ¡Alucinante!, ¿verdad?
Otro asombroso comportamiento es el fenómeno del entrelazamiento, por el que dos partículas (verbigracia: dos fotones), sin contacto directo pueden afectarse mutuamente y de forma instantánea, sea cual fuese la separación que medie entre ellas.
Sin embargo, estos extraordinarios comportamientos se destruyen por la mera observación, al interaccionar dichas partículas con el mundo exterior (por ejemplo, con el aparato de medida). Precisamente aquí radica la importancia de los trabajos llevados a cabo por estos investigadores. Han abierto una nueva vía experimental (que hasta ahora se restringía a los llamados experimentos mentales) para medir y controlar estos frágiles estados cuánticos sin destruirlos.
Las aplicaciones de estas técnicas, no sólo afectarán al avance del estudio de los fenómenos mecanocuánticos, sino que también contribuirán al desarrollo de tecnologías de las que nos beneficiaremos todos sin duda. Tal es el caso, del avance en la computación cuántica que posibilitará velocidades de cálculo hasta ahora inalcanzables. También,  la construcción de relojes cien veces más precisos que los estándares actuales (relojes atómicos de cesio), ello no sólo supondrá el establecimiento de un nuevo patrón para la medida del tiempo, sino que afectará muy directamente a la mejora de los actuales sistemas de navegación por satélite.
El futuro que ofrecen estas aportaciones es, sin lugar a dudas, de gran relevancia. Estemos atentos a los próximos logros.

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