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Humor y pasatiempos

La tradición cristiana conmemora el día 28 de diciembre un episodio hagiográfico: la matanza de niños menores de dos años nacidos en Belén, ordenada por el rey Herodes el Grande para deshacerse de Jesús y evitar así que pudiera destronarle, según la profecía de los Reyes Magos.



Este hecho dramático, sin embargo, se celebra en España y en algunos lugares de Hispano-américa gastando bromas y jugarretas –llamadas inocentadas– a lo largo del día 28 de diciembre. Es tradición –más antigua que actual– el colgar de la espalda de los desprevenidos un trapo o un muñeco blanco (llamado maza), o el pedir dinero prestado a alguien y al recibirlo responderle con frases como «¡Muchas gracias, y ya te lo devolverán los Santos Inocentes!». Resto de esta costumbre es el hecho de que la palabra inocente haya pasado en la lengua española a adquirir el significado de ‘simple, confiado, bobo’.
Es muy habitual también que los medios de comunicación ofrezcan noticias cómicas, extravagantes o que den noticias falsas para, al día siguiente, desmentirlas. Esto ha llevado a que algunas noticias verdaderas que se produjeron en tal día no se tomaran al principio en serio, como la intervención de Banesto por parte del Banco de España o la toma de huellas dactilares de Pinochet por parte de la policía en Chile.
En algunos lugares de España se festeja, no obstante, el Día de los Inocentes de maneras peculiares. Así, en Tremp, provincia de Lérida, se cuelga del campanario de la iglesia un muñeco gigantesco y se le canta que baje para poder quemarlo.
En el pueblo alicantino de Ibi tiene lugar la festividad de los Enfarinats –los «Enharinados»–. Se trata de una divertida celebración en la que un grupo de personas asumen el papel de las principales personalidades de la política del municipio (el alcalde, el alguacil, el cura…) y se enfrentan a otro grupo (la oposición política) en una batalla por las calles del pueblo donde se lanzan harina sin respetar ni a espectadores ni a viandantes.